El monarca de las sombras

Manuel Mena, con solo diecisiete años, en 1936 se alistó en la 3ª Bandera de la Falange de Cáceres; por méritos de guerra llegó a alférez y fue destinado al primer Tabor de Tiradores de Ifni. En 1938, tras una convalecencia en su pueblo, Manuel estimaba que había cumplido con su patria y, aunque no tenía ganas de volver al frente, se reincorporó al ejército franquista, luchó en la Batalla del Ebro y allí murió con solo diecinueve años. Era el tío abuelo del autor-narrador. Para documentarse sobre este personaje, y quizás escribir sobre él, fue al pueblo natal de ambos, entrevistó a los maestros de Manuel, a historiadores profesionales y aficionados, visitó bibliotecas, archivos y recorrió lugares donde había vivido el héroe. Visitó a su tío Alejandro en Cáceres y este le refirió cómo los familiares fueron a buscar el cadáver y, de regreso, el asistente contó cómo habían transcurrido los últimos momentos de su vida. El autor narrador llevó allí a su madre, que tanto admiraba a Manuel: visitaron Ca Paladella, el hospital para militares heridos en el frente. Al final comprendió que debería escribir el libro y asumir el pasado como lo esperaba su madre; eufórico asegura que Manuel no ha muerto, que como todos sus antepasados vive en él como vivirá él mismo en su descendencia y que contar la historia de Manuel es contar la suya propia.
En esta ocasión Cercas plantea una historia relacionada con su propia familia, que hasta el momento de la escritura le daba vergüenza por haber sido franquista durante el vendaval de 1936 y el largo periodo de la dictadura. Narrativamente, procede de la misma forma que en sus novelas anteriores: el escritor-narrador es Javier Cercas y relata en primera o tercera persona las aventuras de sus personajes y las suyas propias para escribir el libro; añade a la investigación sobre la vida y la muerte de Manuel Mena sus reflexiones sobre la
guerra, la vida, la herencia personal y colectiva, la ética de la escritura, etc. Es consciente de que está narrando la vida de un hombre que luchó y murió por una causa equivocada, pero siente la necesidad de salvar la honestidad personal de su personaje. Técnicamente, esta novela es inferior a las dos anteriores: las reflexiones del autor sobre la conveniencia o no de escribir la novela son reiterativas y apuntan a un intento de justificación. Por otro lado, la comparación de Manuel Mena con Aquiles y Ulises parece excesiva y forzada. Concluye que, sin duda, Manuel hubiera preferido ser un hombre corriente a «un monarca en el reino de las sombras».

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2017)