Un señor elegante

La figura pública de Ramón Baltar Domínguez (1902-1982) es la de un reputado médico y cirujano de Santiago de Compostela, procedente de una familia relacionada desde antiguo con la medicina y la salud: su tío bisabuelo, José Baltar Varela, abre en Padrón una farmacia, en la que trabaja el abuelo de Ramón, Ángel Baltar Varela, y crea una monumental biblioteca que incrementarán las sucesivas generaciones; ya su padre, Ángel Baltar Cortés, será médico cirujano, profesor universitario y director del Gran Hospital de Santiago; e igualmente médico fue su hermano Antonio. Esta genealogía se cruza en varios momentos con lo más ilustrado y avanzado de la política y la intelectualidad gallega. Ángel Baltar Varela (1827-1895) llega a alcalde de Padrón y ayuda económicamente a Rosalía de Castro y a su marido Manuel Murguía al final de la vida de esta. Ángel Baltar Cortés (1869-1934) reúne en su finca de veraneo de Rianxo a artistas e intelectuales y financia obras como la monumental Virxe de Guadalupe del escultor Asorey que presidía la entrada al embarcadero. Finalmente, Ramón Baltar, figura central de la novela, se revela a lo largo del libro como un elemento mucho más activo de lo que inicialmente pudiera parecer. A pesar de sus simpatías claramente republicanas, y su relación personal con la principal figura del nacionalismo gallego de la época, Daniel Castelao, su posición social y el hecho de ejercer como jefe de cirugía en varios hospitales militares durante la guerra le permitieron salvar la vida. Con todo, es depurado de la plaza de profesor universitario que había obtenido por oposición en 1932, e inhabilitado para cargos directivos y de confianza. Vigilado por la policía franquista, su oposición al régimen se manifestó a través del auxilio en su sanatorio a maquis y guerrilleiros y el apoyo económico y organizativo a iniciativas como la UIL (Unión de Intelectuales Libres) e incluso, supuestamente, la colaboración en un intento de atentado a Franco durante su veraneo en Meirás orquestado por el PCE.
Formalmente la obra se presenta como novela de no ficción, en la que, a partir de la fascinación del autor por un personaje histórico aparentemente anodino, se realiza una investigación que, descubrimiento tras descubrimiento, justifica ese interés inicial al tiempo que lo transmite al lector. Ramón Baltar se mueve, en palabras del autor, en una «zona de sombra» que al ser iluminada desvela una panorámica de época de dos siglos y, especialmente, su mundo interior de esperanzas, contradicciones y frustraciones.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2020)