Los malos hombres

En 1919 Martín Araoz, un joven trabajador de la Tabacalera de San Sebastián se incorpora a un grupo de contrabandistas que pasan a Francia todo tipo de productos. Tras un incidente grave huye y se enrola en el Tercio que dirige el comandante Francisco Franco. Allí lucha para defender y recuperar las posiciones españolas perdidas tras el desastre de Annual. En esa época entabla una profunda amistad con Jorge Luis Romero y conoce a Mario Dunansh Jarc, un empresario y contrabandista mallorquín. En 1930, bajo el seudónimo de Carmelo Durella, se ha convertido en agente de la recién creada Brigada de Información del Cuerpo de Vigilancia de la Policía. En ella se le encarga encontrar información sobre una reunión de líderes republicanos de la que se ha tenido noticia en el ministerio de Gobernación y cuyo objetivo es poner las bases para acabar con la monarquía de Alfonso XIII. Tras descubrir que la cita tendrá lugar en San Sebastián el 17 agosto, Martín viaja allí haciéndose pasar por representante de un importante empresario dispuesto a financiar la puesta en marcha de la operación. Para descubrir todos los pormenores de la convocatoria se entrevista en diversas ocasiones con Aitana Kutz, la responsable de organizar el encuentro de los republicanos. Desde su primer contacto se inicia entre ellos una tensa relación de seducción y poder. Al acercarse la fecha de la reunión la situación se complica y por todas partes aparecen sospechosos de querer boicotear el acto: nacionalistas vascos, agentes de policía defensores del régimen monárquico, antiguos agentes del servicio de espionaje alemán… Pero también los intereses de Martin tendrán refuerzos: sus antiguos conocidos de su época en el Rif.
La organización y desarrollo del Pacto de San Sebastián es el hecho histórico sobre el que se construye esta obra de ficción protagonizada por un agente de policía de confusas lealtades y con un pasado que le ha preparado para bregar en las situaciones más arriesgadas. Se trata de un personaje algo desdibujado y contradictorio que, aunque se presenta en la contraportada como un "perfecto hijo de puta", se comporta en realidad de manera tópica, como los "hombres, como él, de piel dura y corazón blando". Junto a él algunos secundarios sin demasiada relevancia argumental desfilan en el texto en paralelo con personajes reales sin apenas protagonismo. Tampoco el único personaje femenino de interés, Aitana Kutz, ofrece una dimensión que la aleje de ser una mera comparsa. La documentación es exhaustiva y está incorporada al desarrollo de la historia con gran eficacia. Tanto la trama como la estructura narrativa sugieren el modelo tradicional del relato cinematográfico de espías, de secuencias rápidas y diálogos ágiles. Este dinamismo la convierte en una novela entretenida de lectura cómoda. No obstante, el hilo argumental se ve interrumpido en no pocas ocasiones por la utilización de anacronismos lingüísticos de carácter coloquial ("ir a su bola", "ponerse como una moto", "progresa adecuadamente", o "fumar mata").

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2020)