Stuka

El Stuka es un avión que "devora el aire. Tiene alas de gaviota invertida, morro afilado sobre la boca abierta del radiador, igual que un tiburón hambriento". Se lanza en picado, remonta el vuelo y suelta dos bombas de quinientos kilos sobre objetivos en tierra, con la máxima precisión. En mayo de 1938, tres Stuka lanzan sus bombas asesinas sobre Albocasser, Benassal, Ares del Maestre y Vilar de Canes. No eran objetivos militares del enemigo. Mataron sobre todo civiles. El mayor Függer realiza un reportaje fotográfico para comprobar los daños y valorar el efecto de los proyectiles sobre el objetivo bombardeado. Este bombardeo del Alto Maestrazgo sirvió a los nazis de ensayo para la utilización de los Stuka en la II Guerra Mundial. En esos años Berlín era una fiesta. Dieron comienzo los XI Juegos Olímpicos y la vida nocturna de la ciudad brillaba con sus cafés, teatros de variedades, cabarés canallas, bandas de jazz y swing. En las mismas fechas, el Usaramo navegaba hacia España: "ochenta hombres, pilotos, mecánicos, soldados … en sus bodegas, cajas llenas de piezas de los cazas que ayudarían a la aviación de los sublevados. Años después, en 1945, Berlín era un lugar
siniestro "un escenario infernal" por el hambre, los bombardeos y el terror al cerco soviético. En el aeródromo de Tempelhof el último Stuka no se parecía a los anteriores: era un triste cacharro que solo servía para volar. Cayó en picado sobre la Cancillería.
Novela histórica bien documentada que se estructura como una sonata. Blitzkrieg: Preludio. Dessau: Obertura. Teufel: Epílogo. El contenido y desarrollo transcurren en la Obertura y el Epílogo. El narrador omnisciente enmarca la acción en unos hechos históricos ocurridos entre 1936 y 1945: Juegos Olímpicos, guerra de España,
invasión de Polonia y bombardeo de Berlín por los aliados. En el Epílogo el narrador cambia el escenario. En el aeródromo de la Virgen del Camino de León, Franco despide a la Legión Cóndor. Richthofen dice: "nuestra amistad quedará sellada por la sangre vertida en España". El generalísimo: "una amistad que impidió que el comunismo asolara la civilización occidental". Junto al atleta afroamericano Jesse Owens, los pilotos Hans Ulrich Rudel y Ernest Udet, y los políticos Franco y Hitler, entre otros, protagonizan la novela personajes imaginarios. Entre ellos destacan Heiko Weber, partícipe en todos los escenarios bélicos (Guerra Civil, llanuras
de Ucrania y bombardeo final de Berlín), nazi convencido, lleno de contradicciones sobre su identidad sexual, sabe cómo trata el gobierno a los homosexuales. Le acompaña Tobias Schneider, ingeniero que controla la eficacia y el funcionamiento del Stuka. Al otro lado de la historia encontramos a Aurora Lozano, adolescente con dos hermanos pequeños, que es la imagen de la inocencia. A Marieta, violada, pero defendida por su cuñada Teresa, Teresot, que terminaría en el maquis con el nombre de Florencio. O a Olena Holub, ucraniana, trabajadora semiesclava en la fábrica de aviones. Sus ojos muestran a Berlín como una pesadilla, cercada y bombardeada por los rusos. Duele reseñar la violencia sobre la mujer como arma de guerra La novela atrapa desde el principio hasta el final. La acción trepidante deja ver las escenas de las batallas, detalladas y precisas, como una película del mejor cine bélico. El protagonista es el Stuka, "el diablo que había adoptado la forma de avión".

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2020)