Lluvia de caramelos

Los cuatro hermanos Lozano quedan huérfanos en febrero de 1937, durante un bombardeo sobre el circo donde trabajan sus padres. Los niños logran refugiarse en una galería subterránea, desde donde son conducidos a la casa del médico republicano Gonzalo Monreal. Conducidos primero al Hogar San José, serán trasladados al Orfanato Campoamor, en Alicante, donde sus vidas pronto se encauzarán por distintos caminos; Carolina, la pequeña (tres años) es adoptada por un matrimonio que vive en París y que le proporciona una vida confortable y una buena educación. Pablo es educado en los franciscanos de Murcia, luego ingresará en la Orden y llegará a ser destinado provisionalmente a Jerusalén. Marcos, el más rebelde, es protegido por una joven condesa viuda, de quien se enamora, pero que le rechaza por su mala cabeza. Llevará una vida disoluta en distintos escenarios. El mayor, Fabián (diez años al comienzo) es retirado del orfanato por su tío, que busca en él ayuda para el trabajo agrícola. Allí se convierte en campesino, al tiempo que progresa con la trompeta, único objeto de su padre que ha logrado salvar del bombardeo. Con Manuela, su esposa, y un amigo forma
una pequeña orquesta que actúa en todos los pueblos de la comarca en fiestas locales, y familiares. Los hechos narrados se extienden desde 1937 hasta mediados los cincuenta, pero son ajenos a la contienda civil, que es el origen de la biografía de los personajes. Ciertamente, son acogidos en una institución religiosa, se comentan detenciones, muertes y desapariciones misteriosas; aparecen "caballeros legionarios"; se da cuenta del reconocimiento del régimen de Franco por el Vaticano; se lee que "El domingo 18 de julio fue festivo en toda España por orden de Franco". Pero nada de ello es determinante, pues los niños son socorridos en todo momento y hasta el doctor Monreal se salva por dos veces de la condena a muerte, gracias a un militar agradecido al que él había curado. La larga desaparición de Marcos se soluciona en el último momento, en que se produce el gozoso reencuentro de los cuatro hermanos. El final no puede ser más reconfortante, en coherencia de este relato amable, con el que queda silenciada la tragedia.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)