Un perfecto caballero

Mauricio Casasnovas Feliu, llega a Barcelona con la columna del General Yagüe en enero de 1939. Era "un requeté medio rubio y guapo" perteneciente a la alta burguesía catalana, dueño de una empresa textil. Su esposa, Conchita, es hija de un empresario del mismo ramo. Tienen dos hijos. Su relación es fría, distante, pero cubren las apariencias. En la fábrica conoce a Amparo, una obrera, de la que se enamora perdidamente nada más verla y la hace su querida. Ella está casada con Germinal, un maestro libertario murciano encarcelado sin delitos de sangre a quien visita en la cárcel todos los domingos. Cuando su enfermedad se agrava Amparo pide a Mauricio que lo saque de la cárcel, pero resulta imposible: Germinal muere, Amparo deja a Mauricio y se vuelve a Cieza. Mauricio pierde todo: empresa, dinero, poder. Final de folletín.
Paralelamente, Miguel (hermano de Mauricio) y el Nuri, jornalero de la finca, parten con la División Azul a Rusia y allí mueren. Son personajes de otra de las líneas argumentales de la novela, pero esenciales para entender todos los secretos familiares. Con la llegada del franquismo a Barcelona, la sociedad, frívola y superficial se dedica al lujo y la rapiña. Abandonan la lengua catalana y buscan títulos nobiliarios: es la Barcelona de los vencedores, con dinero y poder. Nombres como Bofill, Samaranch, Florencio Pujol… aseguran sus privilegios, reciben a Doña Carmen y Carmencita Franco, frecuentan, joyerías, modistos, amantes. La autora y narradora aparece en la novela con su familia. Así, María Dolores Eyre, de la Sección Femenina en aquella España "viril y macho" de José Antonio, define la mujer ideal para la Falange como "mitad monja, mitad soldado y mitad madre".

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)