El paseo de los canadienses

Un claro ejemplo de autoficción en el que una escritora recoge los recuerdos de la anciana Azucena que protagonizó estos acontecimientos de niña, así como los de otros doce participantes de esta histórica huida, que dialogan con ella. Azucena, nieta de una rica propietaria, huye con Isabel, su madre, de Málaga a Almería ante la inminente entrada de las tropas franquistas. En el camino conoce a Martina, de su edad, que escapa con su madre Fernanda, hija de los guardeses de la finca de los padres de Isabel. Las cuatro soportan las penurias de la terrible huida, bombardeadas y ametralladas desde aviones italianos y barcos franquistas.
Los muertos son incontables y el panorama dantesco. Pero surge una gran amistad entre las niñas que se apoyan y ayudan, y consiguen llegar las cuatro sanas y salvas a Almería. A su vuelta a Málaga sufren la brutal represión, pero la abuela, fiel a su compromiso y lealtad, y gracias a sus contactos conseguirá resolver las difíciles situaciones por las que pasan. Una narración realista, dura, muy completa, vívida y documentada de la conocida "desbandá" por la carretera de la muerte, que se había mantenido en un obligado silencio hasta hace relativamente poco tiempo.
La autora en la "nota final" reconoce que, al adoptar "una estructura en forma de testimonios de distintas personas como eje de la novela", se ha tomado muchas licencias. La voz en primera persona de Azucena alterna con los otros testimonios, también en primera persona, que rompen un poco el hilo narrativo. El resultado es una complicada historia de relaciones entre mujeres donde destaca la entrañable historia de amistad entre las dos niñas y la clara tensión existente entre sus madres que pertenecen a clases sociales muy distintas. La primera parte es muy descriptiva y repetitiva, aunque está narrada desde distintos puntos de vista y expone las distintas motivaciones de cada uno de los participantes: un piloto italiano, una enfermera del Socorro Rojo, un miliciano, un falangista, el escritor Arthur Koestler, un arquitecto canadiense que acompañó al doctor Norman Bethune (que por su heroica intervención da nombre al paseo), un exdiplomático estadounidense y exportador de almendras…
En la segunda parte toma más cuerpo la ficción, intervienen más personajes, entre ellos un "topo", se refleja muy bien la corrupción existente donde casi todo se podía comprar, y la novela gana en profundidad, agilidad, acción y ritmo narrativo.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)