El silencio más noble

La novela comienza el verano de 1925 en Ibaya, espacio imaginario vasco en el que se desarrolla la historia. Lucía es vasca, casada con Carmelo, maketo, afiliado al P.N.V, trabajador en la industria, buen esposo y padre. Elvira, burgalesa, casada con Manuel: son los dueños de una sastrería donde confeccionan uniformes de trabajo. Renata, italiana de padre gallego y madre italiana, casada con Berto, fascista, seguidor de Mussolini, violador, maltratador, violento con su esposa. Viene a Bilbao a luchar junto a las tropas de Franco. En el lavadero de Ibaya, una fría madrugada, Elvira destroza el
cráneo de una pedrada de un fascista italiano para evitar que viole a Lucía; con este acto quiso vengar a los vencidos, a los hambrientos, a los mutilados, a las viudas, a los huérfanos de la guerra, a los que lloraban, a los humillados, a los presos, a los ejecutados en la pared de un cementerio, a los silenciados, a los insultados, a los incautados de sus bienes, a los que se quedaron sin trabajo, a los depurados, a las mujeres violadas. La novela termina en 1978 en el entierro de Elvira. Lucía cuenta a Renata por qué, cómo y dónde murió su marido; ella contesta: "fue un mal hombre".
El relato de los hechos históricos es breve pero significativo: República, Guerra Civil, el 19 de junio de 1937 Franco entra en Bilbao: este hecho significó la derrota del republicanismo, el nacionalismo vasco, y el socialismo. La novela cuenta también el final de la Guerra Civil, el franquismo, la muerte de Franco, hasta la votación de la Constitución de 1978. La narradora omnisciente cuenta las consecuencias del devenir histórico, a través de la realidad familiar y social: mujeres, casi analfabetas, son el sostén de hijos, nietos, bordeando el hambre; son mujeres con una gran personalidad, sometidas por su condición de mujer a lo que tenían que ser y hacer: amas de casa, esposas, madres; acatan directrices del poder eclesiástico; pero con mano férrea fueron capaces de mejorar la vida y el futuro de tres generaciones. El cinturón industrial de Bilbao progresa gracias a unos trabajadores y sus mujeres que estaban en su casa o sirviendo en casa ajena. La narradora, a través del imaginario colectivo, pinta una sociedad en la que los ricos eran muy pocos (los vencedores), y los pobres (vencidos e inmigrantes) muchísimos. Las descripciones son interesantes, sobre todo, del paisaje humano; la narración, muy ágil, así como los diálogos. Importantes reflexiones sobre la maternidad, la fidelidad a las costumbres de sus mayores, de lo que ven, lo que hacen y lo que debería ser.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)