El idioma de los recuerdos

Novela construida sobre los recuerdos del protagonista, Vicente, que transcurre en dos lugares y momentos
históricos bien diferenciados en capítulos alternos: Marbella en 1999 y Madrid en 1939. De entrada, el anciano Vicente confiesa que mató a su hermano Julián y a su amigo, lo que será el arranque de la tensión narrativa del texto. Completamente solo, en un hotel de Marbella, despidiéndose de la vida, a Vicente le van invadiendo los recuerdos de su adolescencia en el Madrid del comienzo de la posguerra, cuando su hermano mayor entra en la ciudad como falangista triunfador dispuesto a limpiar Madrid de rojos. Él, que había pasado la guerra al margen de los acontecimientos, ocultándose en un armario para no ser reclutado, observa las radicales y crueles actuaciones de su hermano y poco a poco va tomando conciencia del peligro que corre: su hermano está dispuesto a deshacerse de su madre, de su abuela, del vecino que les había ayudado, de él y de su amada –Elena–, hija de un anarquista, para quedarse dueño y señor del piso. Todo ello amparado por el poder que le otorga su cargo de falangista relacionado con la represión y la incondicional colaboración de su amigo Calatrava.
Un retrato preciso, detallado y documentado de la llegada a Madrid y retrató en su libro Madrid, centrándose, en este caso, en el entorno de Torrijos, pero mencionando calles, cines, lugares de recreo, etc… Sobre todo, hace un seguimiento de las vicisitudes del momento, desde los escritos de los periodistas, los obispos, los discursos del dictador, su repercusión en el extranjero, los bailes populares, los juicios, las ejecuciones, los paseos…, todo lo que configuraba la cotidianidad de sus habitantes. Y siempre bien presente el hambre, el miedo y el atroz silencio que atenazaba a los ciudadanos. Vicente, aunque débil de carácter, empieza a odiar más a su hermano a medida que ama más a Elena. Se debate entre el amor y la fuerza de los lazos de sangre. De pasada, la novela es también un homenaje a la literatura: no solo se mencionan los libros que leía el adolescente Vicente, sino que el texto está plagado de citas de autores de todo tipo y época con su correspondiente nota a pie de página. La narración, con unos personajes bien dibujados y unos diálogos solventes, es amena, se lee con interés creciente, aunque las reflexiones del anciano sobre la vejez resultan un poco repetitivas.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)