El cònsol de Barcelona

Vladímir Aleksàndrovich Antónov- Ovséienko, figura legendaria de la Revolución de Octubre, es nombrado cónsul de la URSS en Barcelona, ciudad a la que llega en septiembre de 1936 acompañado por su mujer, tras unos días en París donde el escritor Ilià Ehrenburg le pone al corriente de la complicada situación interna entre las distintas fuerzas políticas que integraban la República española. En Barcelona Ontónov-Ovséienko permanecerá alrededor de un año, en el centro de las complicadas relaciones del president Companys con los anarquistas y de la persecución comunista contra el POUM, culminada con el secuestro y posterior asesinato de su líder, Andreu Nin. Josep Tarrida, un joven e idealista comunista, es asignado chófer de los Antónov-Ovséienko y en la práctica se convierte en un confidente fiel de la pareja. La labor del cónsul soviético, muy popular en la sociedad barcelonesa, es torpedeada por los servicios de información soviéticos del propio consulado, que no se fían de sus buenas relaciones con el president Companys ni de su colaboración con los anarquistas. Al año de su estancia en Barcelona el cónsul es llamado a consultas a Moscú y allí, en plena época de las purgas estalinistas dirigidas por el temible jefe de la NKVD Nikolai Iejov, es acusado de traidor a la patria, condenado a muerte y ejecutado, al igual que su mujer.
Como colofón de la novela, en 2017 una joven investigadora rusa llega a Barcelona buscando datos de la estancia de Ontónov- Ovséienko en la ciudad. En sus pesquisas encuentra a una hija de Josep Tarrida, que aún guardaba escondido en una vieja caja de galletas el manuscrito testamentario que el cónsul había entregado a su chófer el día de su partida a Moscú explicando su actuación en Barcelona ante el temor de lo que le esperaba en Rusia.
La novela es una defensa de la actuación del cónsul soviético en Barcelona, descrito como un íntegro, honrado y disciplinado comunista. A la vez, constituye una requisitoria del estalinismo, tanto en su actuación contra el POUM como, sobre todo, en su paranoia persecutoria contra sus enemigos reales e inventados. La escena en la
que Stalin recibe al cónsul en Moscú, paso previo para su condena, es de gran fuerza dramática. Pero junto a estos temas, en la novela destaca la viva y acertada descripción de la convulsa situación política interna en Barcelona durante los tres años de la Guerra Civil con los enfrentamientos entre fuerzas catalanistas diversas (anarquistas, comunistas y poumistas), por un lado, y las reticencias entre las autoridades de la República y la Generalitat, por el otro, al tiempo que se va describiendo la transformación que durante esos años sufrió la población civil barcelonesa.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2019)