El sol a la tinaja y otros cuentos

Una veintena de relatos componen este libro. Los primeros transcurren en los años de la II República. Dos de ellos están protagonizados por maestras que llegan a sendos pueblos con las ilusiones de renovar la escuela según los ideales de la joven república: aulas abiertas, escolarización de adultos, representaciones teatrales y excursiones a conocer el mar, entre otras novedades. A través de diferentes voces narrativas, en Historia de una maestra vemos el fracaso de la experiencia mediante un asesinato: "Esa mujer que quería ponerlo todo patas arriba. Porque ¿dónde se ha visto enseñar a los obreros? Ellos están ahí para lo que están, para servir a los amos y nada más. Y ella era peor que todos, con esas ideas que no sé de dónde había", se intentará justificar el asesino.
En cambio, en el relato "A qué huelen los sueños", a pesar de que "lo que vino después fue tan terrible, oscuro y largo" la presencia de la arena de la playa guardada en un botellín aún muchos años después por una niña en la que fue su primera vista al mar nos transmite una ilusión de confianza en que no todas aquellas enseñanzas cayeron en el vacío. Otros relatos de esta primera parte están protagonizados por obreros que encuentran en las huelgas solidarias una esperanza en una vida más digna: "La Casa del Pueblo estaba llena a rebosar y hemos sido una gran mayoría, ciento treinta brazos en alto, los que hemos secundado la huelga. Luego ha habido vivas y puños en alto y consignas a favor de la clase obrera. Estoy contento, caguen ros, todos unidos frente al capital no puede salir mal, todos unidos…lo conseguiremos", escribe el protagonista del relato "Diario de un jornalero en tiempos difíciles". Pero que no lo lograron lo revelan la decena de relatos,
s más trágicos, que narran la persecución, la cárcel y el asesinato de los leales a la República por falangistas y señoritos. Bastantes de esos relatos se sustentan en hechos reales y se retrotraen al presente en boca de ancianos o ancianas que se lo cuentan a sus nietos, como hace Heliodoro Villar Blanco, El fusilado de Vilafer a Marcelino: "Te cuento el episodio más importante de mi vida con la cabeza alta y la mirada mantenida, sin rubor o vergüenza en nombre de los miles de desaparecidos, pobladores del subsuelo que pisamos, parias de un país que se niega a reconocer algo tan flagrante como su historia". Niños y mujeres encarcelados por proteger a los suyos escondidos en el monte, prisioneros que se escapan a Francia, jóvenes asesinados a sangre fría y abandonados en fosas comunes sin identificar. Seres así pueblan unos relatos que pretender devolver la palabra y el ejemplo de quienes dieron sus vidas por un mundo más justo y más humano. Más allá de sus méritos literarios, que sí se encuentran en bastantes relatos, se trata de un libro necesario frente a la amnesia en la que tantos quieren seguir sumidos.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2017)