Recordarán tu nombre

El autor-narrador había conocido de pasada la existencia de un general de la Guardia Civil cuya trayectoria política y militar había sido silenciada, a pesar de la importancia que tuvo su actuación en julio de 1936 en Barcelona. Se trata del general Aranguren, responsable máximo de la Guardia Civil en Barcelona en aquellos momentos, opuesto al levantamiento rebelde y responsable en gran medida de que en esa ciudad fracasara la sublevación. Para Lorenzo Silva, el desconocimiento que se tiene de la trayectoria militar del general Aranguren supone una injusticia histórica y la novela pretende sacar del olvido su figura. Para ello construye un relato en
tres planos: el de los abuelos del narrador, militares de bajo rango que sufrieron las consecuencias del conflicto civil, su propio proceso de investigación sobre Aranguren y el seguimiento de la trayectoria vital del general, desde su infancia en Galicia, su ingreso en la Guardia Civil, sus destinos en la Península y en el norte de Marruecos y, sobre todo, su actuación en Barcelona en julio del 36; actuación que le acarrearía, al terminar de guerra, un consejo de guerra que lo condenó a la pena de muerte, ejecutada en mayo de 1939, a pesar de las peticiones de clemencia llegadas hasta del mismo Vaticano.
No cabe ninguna duda acerca de la loable intención del autor al reivindicar la figura del general Aranguren, olvidado en su época y marginado aún hoy en la historiografía catalana sobre aquellos años. En el proceso histórico que vivimos de recuperación de la memoria histórica, bien merecía Aranguren una novela que lo reivindicara por cuanto personificaba una figura equidistante de los generales golpistas, pero también de los elementos extremistas que, tras la derrota de la sublevación en Barcelona, crearon un clima revolucionario en la ciudad: profundamente religioso, de talante burgués y conservador, plenamente identificado con los valores del cuerpo militar al que pertenecía, supo oponerse a las presiones del general Goded para que pusiera a la guardia civil de la ciudad al servicio de la rebelión. Pero esas buenas intenciones no encuentran una satisfactoria repuesta novelesca en el libro a causa de la excesiva benevolencia con la que se cuenta la trayectoria del personaje reivindicado. Apoyándose en los recuerdos de sus descendientes y en documentos históricos de primera mano, la figura de Aranguren nunca cobra en las páginas de Lorenzo Silva vida y existencia propias. Se trata de un retrato externo en el que no se profundiza en la personalidad íntima del personaje. Tras tantas páginas y tantos testimonios, el lector se queda sin saber quién era realmente Aranguren, qué pensaba de lo que estaba ocurriendo y hasta de las razones que le movieron a no secundar la rebelión.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2017)