Annobón

El autor arma "un falso reportaje" con el sumario del juicio a Restituto Castilla, cabo de la Guardia Civil que asesinó en la isla de Annobón al gobernador de Guinea Ecuatorial en 1932 (sumario guardado en el Archivo Histórico de las Palmas), y con la información sobre Alfonso Pedraza, capitán jurídico falangista, relacionado
con un atentado fallido a Franco en 1941. A Pedraza le tocó defender al cabo en 1939 cuando, ya libre, le formaron un consejo de guerra por pertenecer al partido comunista. Lo que lleva al autor a relacionar más íntimamente la historia de estos dos personajes es el descubrimiento, en Francia en 2005, del cadáver momificado de Teresa Martín, mujer analfabeta de gran belleza, casada en 1936 con Restituto y más tarde con Pedraza. Historia de dos idealistas que, desde campos distintos, intentaron ser fieles a sus principios y chocaron con la sociedad de su época. Los continuos escritos de Castilla informando del mal funcionamiento
de las instituciones, le conducen primero muy lejos, a Annobón, donde acaban destituyéndole por anticlericalismo y abuso de autoridad. En el caso de Pedraza, su excesivo interés por celebrar juicios justos le enfrenta a los militares, que no le perdonan su independencia de criterio y su no acatamiento a las
consignas.
Novela colonial y de posguerra: un crudo retrato de la represión y del omnímodo poder de la iglesia y el ejército, que consiguen destruir totalmente a dos personas inicialmente justas. Los informes negativos del misionero claretiano serán los responsables de la caída en desgracia de Castilla; el suegro de Pedraza, general amigo de Franco, no parará hasta acabar con su yerno. El peso de la novela recae sobre las entrevistas que el autor hace a las hijas de Castilla y Pedraza, ya ancianas, que va incorporando en capítulos alternos. Las dos apenas convivieron con sus padres, pero saben de ellos por sus escritos. Cesárea Castilla sí trató a Pedraza cuando se relacionaba con su madre y sufrió las consecuencias de ese triángulo amoroso. La fuente de información de Pilar Pedraza son las cartas que le envió su padre durante los 20 años que estuvo en prisión. Dos miradas femeninas al pasado familiar que reinterpretan con resultados contrapuestos. El autor no toma partido, deja que el lector saque sus conclusiones. La novela, un tanto folletinesca, es amena y se lee con interés, aunque resulta un poco monocorde, pues las voces de las ancianas no se diferencian, a pesar de que Pilar es catedrática de instituto y Cesárea, semianalfabeta.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2017)