Soldados de Salamina

En Soldados de Salamina, el narrador en primera persona y personaje autoficcional del autor, ‘Javier Cercas’, un periodista y escritor frustrado, investiga un episodio de la Guerra Civil, a saber, el fallido fusilamiento del fundador de Falange, Rafael Sánchez Mazas, para convertir la historia a la vez que su investigación en libro.
La primera parte de la novela, “Los amigos del bosque”, tiene lugar en el presente de la narración, alrededor del año 2000, y relata cómo el narrador investiga los hechos acerca de Sánchez Mazas, el fusilamiento y los tres soldados republicanos que lo encuentran en el bosque después de que se escapara y que se esconden junto a él, esperando el final de la guerra. En la segunda parte, “Soldados de Salamina”, el episodio en cuestión se narra en retrospectiva, incrustado en una suerte de biografía de Sánchez Mazas. La instancia narradora cambia de una narración autodiegética a una narración heterodiegética, si bien a la medida que avanza el relato hay cada vez más comentarios de la voz narradora. La parte final, “Cita en Stockton”, vuelve a enmarcar esta historia reconstruida desde presente de la narración, para completar la investigación histórica del narrador con la búsqueda de un soldado republicano que no delató al fugitivo Sánchez Mazas al descubrirlo tras el fusilamiento.
La novela trabaja con el entrelazamiento de realidad y ficción al estilizar al narrador como alter ego del autor. Prácticamente todos los personajes sobre los que el narrador habla, sean los que consulta para avanzar con su investigación, sean los que protagonizan el episodio de la guerra en cuestión, son personajes históricos. Las dos excepciones son decisivas: la primera es Conchi, novia estrafalaria, poco intelectual y contraparte impromptu del narrador que da un contrapunto de humor a la historia. La segunda es Miralles, el supuesto soldado republicano que salvara a Sánchez Mazas. Aunque esa última conjetura no se verifique, equilibra la historia al poner el enfoque sobre un personaje perdedor de la Guerra Civil que funciona como héroe en la narración de ‘Cercas’. Dentro de la lógica del libro, después de la primera parte autoficcional de la novela (que establece la irritación sobre si se trata de una novela o un libro histórico y en la que se establece el término genérico de relato real para dar cuenta de esta situación narrativa) y la segunda parte histórico-biográfica, esta última eleva la ficción como final posible a los dos géneros ensayados hasta ahora. De esta manera, el final queda abierto, Miralles pudo o no haber sido el republicano en cuestión, pero esto ya no importa, ya que el narrador encuentra en él respuestas a las preguntas que se ha hecho y que se discuten en la novela: la figura paterna, el heroísmo, la memoria y el olvido individuales e históricos. Desde un punto de vista teórico, el narrador recorre los pasos de la memoria cultural al buscar (y resaltar) la memoria oral que le permite (re)construir el pasado, para dejar por escrito una versión de él y contribuir así a la memoria colectiva. Destaca como leitmotiv de la novela la idea de que alguien no muere del todo si se le sigue recordando a través de la palabra escrita. No obstante, el narrador se construye como poco fiable a lo largo de la novela y deja claro que su visión de la Historia/historia sale de un acto de narrar. En una mise en abyme final remite el libro que el narrador proyecta al libro que l@s lector@s tenemos entre manos. Queda así exhibido el carácter de construcción de cualquier narración sobre el pasado.