Me llevo la canción

¿Cómo iniciaron su segunda vida en México los republicanos españoles que se embarcaron en el Sinaia rumbo a Veracruz? A esta pregunta responde la novela, por medio de un reducido grupo de personajes del mundo de la cultura vinculados por lazos de familia y amistad. La acogida y ayuda del gobierno de Lázaro Cárdenas y las facilidades que les ofrece para su
instalación les irán ganando, sin abdicar de sus convicciones ni renunciar a sus exigencias. Durante seis años (hasta finales del 46) vivirán en México D.F., escindidos entre la nostalgia y el arraigo. Se reunirán en cafés, organizarán homenajes y fundarán instituciones; pero, sobre todo, seguirán discutiendo con pasión sobre las noticias que llegan de Europa y lo sucesos del propio México porque, aunque hay unanimidad en la gratitud a México, las diferencias entre ellos se hacen más visibles en el exilio: unos han luchado por la revolución; otros, por reformas menos radicales; el modelo soviético despierta tanto entusiasmo como rechazo. En fin, son republicanos de todas las tendencias: "aballeristas, prietistas, negrinistas y besteiristas, comunistas, nacionalistas catalanes y vascos, representantes de Izquierda Republicana y Unión Republicana, libertarios" (p. 288). Ello no impide que todos, al final del relato, reciban con alivio y entusiasmo la resolución de Naciones Unidas de excluir de los organismos internacionales al gobierno instaurado en Madrid sin "consentimiento de los gobernados". Pero, a la hora del regreso, algunos ya se han nacionalizado mexicanos y hay quien prefiere continuar con su segunda vida.
Relato en tercera persona, con perspectiva externa, dividido en tres partes, la última más breve y narrada con precipitación.
Junto a los personajes que componen la trama, ficticios, desfilan buen número de figuras reales, históricas, que se cruzan con
ellos, mexicanos o españoles. No hay protagonista, aunque la peripecia vital del arquitecto Eduardo Toledo y de su familia pueden tener una función estructural, sobre todo porque su pasado como combatiente sigue pesando en su vida de exiliado. Pero son pocos los personajes tratados con cierta profundidad. El estilo es ágil, suelto, supeditado al relato de las situaciones.
Se avanza en la lectura fácilmente, pues el orden es cronológico y tanto el léxico como la estructura de frases y párrafos son sencillos, sin complicación ni elaboración estilística. En conjunto, lectura amena que se suma a otras que, desde los años cuarenta, no han dejado de narrar este episodio de nuestra historia reciente.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)