Camina la noche

Cristóbal Ramos acaba de llegar a Madrid, recién casado con María, desde un pueblo de Burgos. Es detenido el 18 de julio de 1936 por Julio Espino, del servicio de inteligencia de la República. Éste le toma por el sacerdote Sabino Gómez Duval, sospechoso de conspirar contra la República. Sabino es alertado de que le buscan y huye. Cuando Julio se convence de la inocencia de Cristóbal, no es capaz de dar marcha atrás y permite su muerte. En 1962, estando el matrimonio Espino exiliado en México, Carmen, su mujer, se entera de que Julio dejó que mataran a Cristóbal. No lo puede soportar y marcha a España. Julio decide remediar el error y pedir perdón a los involucrados. Cuenta la historia a Sabino, obispo de Salamanca, que no se da por enterado, y a María, la mujer de Cristóbal, que lo perdona. Cuando muere María, el obispo decide oficiar el funeral por el matrimonio. Renace su sentimiento de culpa y piensa confesar su complicidad en la muerte de Cristóbal, pues no fue capaz de presentarse a la policía, a sabiendas de que habían detenido a alguien en su lugar. Pero su cobardía reaparece y lo deja para mejor momento.
Novela psicológica que invita a la reflexión, pues revela al lector el proceso que lleva a tomar las decisiones y expone las consecuencias que pueden tener. Aunque discurre al comienzo de la guerra, hay poca acción y mucha descripción. Está dividida en tres partes que corresponden a distintos momentos en la vida de los personajes (1962, 1936, 1962). La primera parte expone la situación de incertidumbre de María y de su hija: no saben si Cristóbal las abandonó o murió. La segunda parte enfrenta a tres hombres de la misma edad, dos recién casados y muy enamorados, y otro, sacerdote vocacional.
El autor, en un alarde de introspección, desmenuza sus vivencias y dudas. Son tres hombres buenos que sucumben a la presión que soportan: Julio dejará que ejecuten a Cristóbal, sabiendo que es inocente; este, destrozado por la tortura y convencido de que va a morir, declara que es Sabino, intentando salvar una vida; Sabino huirá de Madrid, aunque había comunicado a sus encubridores que iba a presentarse a la policía para liberar a Cristóbal. El peso de la culpa y la desaprobación de su mujer harán que Julio confiese lo sucedido a los involucrados buscando su perdón. La reacción de Sabino es bien distinta: le pesa la culpa, se sabe cobarde, pero se mantiene en su digna posición hasta el fin por temor al escándalo. La reconciliación de Julio y Carmen tiene su lógica, no es un final sentimental y edulcorado.