Tres tumbas para un soldado

El título hace mención a Federico García Lorca, a Miguel Hernández y a Antonio Machado, así como al soldado Antonio Caballero, capitán de la República española. Este personaje vivirá en la ficción literaria una interesante relación con los tres poetas. El relato comienza con la llegada de Antonio Caballero a España en 2010; tras años de exilio se propone visitar las tumbas de Lorca, de Miguel Hernández y de Machado para lo cual viaja a Alfácar, a Alicante y a Collioure. Este viaje evoca en él los momentos en los que los conoció: a Lorca, en un tren a Granada el 14 de julio de 1936; a Miguel Hernández en el frente de Teruel en enero de 1937, y a Machado en su salida de España en enero de 1939. El autor aprovecha esta finta literaria para narrar los hechos que condujeron al final de la vida de cada uno de ellos. A la par, el capitán rememora su propia peripecia que remite al lector, además de a los hechos citados, a París, 1940, escondido para huir de la Gestapo; a su apresamiento y conducción a Mauthausen; a su estancia en ese infierno y a su liberación final. No ha olvidado el dolor que supuso para los republicanos el final de la Guerra. Su intención con este viaje es que no se pierda la memoria, por lo que hace que sus hijos le acompañan como garantes de ello.
Es una novela corta, escrita en estilo sencillo, no exento de sensibilidad e intensidad. Los hechos que relata están tratados con
fuerza y explicitan el deseo de contribuir a que no se olviden. El autor utiliza la primera o la tercera persona, según se trate de la evocación del personaje de ficción o de la narración de los hechos históricos. Utiliza un salto cronológico para trasladar al lector desde 2010 a los años 1939-1945.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)