El defensor

Octubre de 1940. En el Castillo de Montjuic espera su juicio el President de la Generalitat, detenido en Francia cuatro meses antes por la Gestapo y entregado a Franco. Se le designa como defensor a Ramón Colubí, abogado inexperto, oficial del ejército franquista. La defensa es un mero trámite, pues Companys va a ser sometido a un juicio sumarísimo, acusado de separatista, masón, defensor de sindicalistas, provocador de desórdenes públicos, responsable de miles de asesinatos, de la entrega de armas al pueblo, además de haber proclamado el Estat Català y la República en Barcelona y, principalmente, de haberse opuesto al levantamiento militar del 18 de julio. Colubí sabe, igual que su defendido, que la condena a muerte está fijada de antemano. Sufre, además, todo tipo de presiones y hasta una paliza nocturna. No obstante, se entrega sin desvelo a
preparar la causa impulsado por su sentido del deber, su desencanto del ejército desde la misma guerra, su ética personal y el
respeto y admiración que le despiertan la integridad del reo y la valentía y coherencia con que defiende sus ideas. Parecida simpatía personal despierta él en Companys, que casi le dobla la edad. Así, en el breve tiempo que pasan juntos, se comportan no como enemigos sino como aliados en pro de una causa común: la justicia, la verdad, el honor.
Tras ese juicio, Colubí siguió defendiendo a más presos políticos y, excepto a tres (uno de ellos Companys) a todos les libró de la pena de muerte. Se exilió a Venezuela en 1947 y murió en Caracas cumplidos los 97 años.
Ramón de Colubí es un antepasado del narrador, quien, tras dos años de rigurosa investigación, redacta esta “obra de ficción basada en hechos reales”, en la que figuran capítulos retrospectivos que dan cuenta de los antecedentes familiares de los dos protagonistas. El relato que nos ocupa puede considerarse novela histórica por la trama y los protagonistas, pero es también la historia de una relación personal. El énfasis recae en las personalidades de los dos héroes, en sus cualidades humanas y son estas las que les convierten en ejemplos de honradez, buen criterio, fidelidad a sus principios y, sobre todo, falta de prejuicios, lo que les permite apreciar y simpatizar con un opuesto ideológicamente, el del bando contrario. Prueba de ello es el regalo que Companys hace a Colubí de sus gemelos en el último momento. La obra interesa más por su valor testimonial que por el literario. Se lee con gran facilidad, tanto por su estilo sencillo, transparente, o la abundancia de diálogos, como por la brevedad de sus ochenta y dos capítulos, distribuidos en tres partes de desigual extensión. De ellas, la última, que relata el juicio, es, tal vez, la más atractiva.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)