Sense nostàlgia

Transcurren los primeros recuerdos del protagonista durante el último bienio de la República y los años de la Guerra Civil, sin captar probablemente del todo, por su temprana edad, las tensiones que se desarrollaban a su alrededor, fruto del enfrentamiento entre las ideas y el compromiso de su progenitor, militante del POUM, con el conservadurismo político y religioso de los Formosa, venidos a menos, pero pertenecientes a un pionero linaje industrial.
Por contraste, los miembros de la familia materna, de origen y dedicaciones mucho más modestas, ofrecen un vivo testimonio
de los hábitos y costumbres de las clases populares en aquel Sabadell de antes de la guerra. La contienda lo trastoca todo. Con el padre en el exilio, prisionero en el campo de concentración de Argelés, la inmediata posguerra discurre para Feria y su madre pasando penurias en el viejo caserón de los Formosa, acogidos por una rígida abuela y unas tías beatas, todas adictas al régimen. Este periodo oscuro tocará a su fin en diciembre de 1941. La vuelta paterna a Sabadell tras ser liberado y el traslado a Barcelona para evitar posibles represalias inauguran una etapa esperanzada para el núcleo familiar. El descubrimiento de la gran ciudad, los cambios de domicilio siguiendo las vicisitudes de la vida profesional del progenitor frustrado en lo político, las ocupaciones y la atención de la madre, los amigos de ambos, sus aficiones teatrales y el ocio en una casita en La Floresta jalonan en la memoria de Formosa el tránsito desde el niño enfrascado en juegos de barrio hacia el adolescente tímido que sobrellevará con creciente pasión literaria el alicorto sistema educativo del franquismo y la represión sexual propugnada en la escuela de los Hermanos Maristas. Con el fin del bachillerato acaba también su recuento.´

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)