La casilla de Guadarrama

En los años anteriores a la Guerra Civil, dos hermanos llegan a Madrid, procedentes de su Galicia natal. Manolo, el mayor, trabaja en la imprenta Mercurio, en el barrio de Las Letras. César, el pequeño, hace su servicio militar en Sanidad. El 18 de julio de 1936 Manolo, ingresado en el hospital,
aquejado de tuberculosis, pide a su hermano que abandone Madrid y regrese a Galicia. César consigue un camión y con dos compañeros sale hacia Guadarrama. En la curva de Tablada se encuentran con la casilla utilizada por los peones camineros convertida en un hospital de urgencia. La situación es inenarrable y dantesca: muertos y heridos por doquier, disparos que vienen de no se sabe dónde ni quién los realiza. Es el desastre de los primeros días de la contienda, cuando incluso es difícil saber quiénes son los milicianos y quiénes los sublevados: "por encima volaba un avión, y allí estaban todos mezclados, sin saber de qué bando eran".
Estos hechos se encuentran narrados en unos cuadernos guardados en Ribadeo, en un arcón de la casa familiar de la narradora, nieta de Manolo. Ella estaba buscando un libro titulado Ribadeo antiguo, impreso en la imprenta Mercurio a finales de los años treinta, por ver si en él podía algo de la historia de su abuelo y de su tío-abuelo y, en su lugar, encuentra esos cuadernos.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)