El exilio de Mona Lisa

Enric Pous, un catalán republicano, llega exiliado a Montauban tras pasar por diferentes campos de internamiento franceses. En esa localidad francesa encuentra trabajo en una granja cortando leña a cambio de habitación y una comida al día. Se encuentra con un cura republicano que ya conocía en Lérida, mosén Morell, tertuliano en el Café de L’Europe, tertulia a la que asisten, además, varios masones, un periodista local, una arquitecta responsable de los monumentos históricos y un historiador que dirige al museo Ingres de la localidad. Le proponen el trabajo de restaurador de relojes de sol de la comarca, trabajo con el que obtiene el permiso de residencia y circulación por la Francia de Vichy. A lo largo de este tiempo Pous pretende normalizar su vida, está harto de guerra y conoce a Ivette y a su madre Adèle, con las que mantiene una estrecha relación.
Con el paso del tiempo, la invasión alemana provoca una emigración de gran cantidad de europeos de países del norte y de la propia Francia, sobre todo judíos, hacia el Francia de Vichy. En la tertulia le proponen a Pous falsificar documentos para los desplazados, labor que cada día se hace más voluminosa, pues la presión nazi incrementa el paso de judíos a Portugal o Gibraltar a través de España.
Sus relaciones con otros exiliados españoles le permiten contactar con las redes de paso de la frontera. La llegada y posterior muerte de Azaña, así como la detención de Companys por la Gestapo, su entrega a Franco y su fusilamiento, son noticias que van estrechando las relaciones entre Morell, Pous y la Resistencia. También la invasión hace que los tesoros del Louvre y su equipo de restauradores sean desplazados a otras localidades del centro y sur de Francia, entre ellas Montauban, para que sean depositadas en el Museo de Ingres. En una visita al museo de Montauban, el mariscal
Petain propone que algunas de las pinturas, tesoros de Francia, sean regaladas a los invasores, a Musolini y a Franco, para congraciarse con sus regímenes, hecho que pone en guardia al conservador jefe del Louvre. Para evitar la pérdida de esos tesoros, se elabora un plan de falsificación y cambiazo en el que intervienen Pous y otros exiliados.

(Resumen extraído de AMESDE. Repertorio bibliográfico 2015)